“La ausencia o retraso en el diagnóstico y monitorización de la diabetes limitan la toma óptima de decisiones terapéuticas”

Antonio Pérez, presidente de la SED.

“La prolongación de la pandemia y de las restricciones en la atención clínica eficaz agravarán la situación de las personas con diabetes en España. La ausencia o retraso en el diagnóstico y monitorización de la diabetes limitan la toma de decisiones terapéuticas óptimas, dirigidas a mejorar el control metabólico y prevenir el desarrollo o progresión de complicaciones potencialmente graves a largo plazo”.

Son palabras del Dr. Antonio Pérez Pérez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED). En su opinión, es “urgente e imprescindible garantizar que los pacientes reciban una atención clínica eficiente que contemple las diferentes prestaciones. Se incluye el despistaje de la enfermedad en las personas de riesgo. También la educación y monitorización del control y de las complicaciones, tanto en visitas presenciales y/o remotas. Asimismo, debe cuidarse la adaptación del tratamiento de la diabetes en un contexto de pandemia COVID-19.

El efecto inmediato de esta crisis sanitaria se observa “en la capacidad de estas personas para acceder y recibir atención médica, obtener medicamentos y material de control para la diabetes, así como para mantener un estilo de vida saludable”, afirma el Dr. Pérez, director de Unidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona).

Todavía se desconocen las implicaciones para la salud a largo plazo de la COVID-19 en las personas con diabetes. Antonio Pérez, sin embargo, explica que “los datos disponibles indican que incluso una interrupción a corto plazo en la atención habitual que reciben estas personas puede ser catastrófica, especialmente en pacientes mayores, de áreas desfavorecidas y con menor capacidad para la automonitorización y autoajuste del tratamiento”.

Impacto en DM1 y DM2

Aunque la información sobre las consecuencias indirectas de la pandemia COVID-19 en las personas con diabetes es limitada, ya se tienen datos que permiten valorar el impacto de la primera ola, tanto en personas con diabetes tipo 1 (DM1) y como en personas con diabetes tipo 2 (DM2).

Los estudios realizados en España en personas con DM1 que utilizan monitorización continua de glucosa (MCG) o monitorización flash de glucosa muestran que durante la cuarenta no hubo modificaciones, e incluso se obtuvieron efectos beneficiosos sobre el control glucémico. Según considera el Dr. Antonio Pérez, “esta mejoría podría deberse a dedicar más tiempo al control de la diabetes, tener horarios más regulares y menor estrés relacionado con desplazamientos y el trabajo”.

Sin embargo, como matiza el presidente de la SED, “estos resultados probablemente no son aplicables a personas con diabetes tipo 1 menos motivadas por el control, que no utilizan monitorización continua de glucosa y/o cuya situación sociolaboral compite por el tiempo dedicado al manejo de la diabetes”. Así, por ejemplo, en personas con DM1 que participaron en el ‘Taking Control of Your Diabetes’ en Estados Unidos, el 46 por ciento refería que la pandemia le dificultaba el manejo de la diabetes. Cerca del 25 por ciento tenía un aumento en la frecuencia de los niveles altos de glucemia y en la variabilidad de la misma.

Deterioro del control glucémico

En la misma línea, una encuesta web llevada a cabo en España entre más de 600 personas con DM1 indicaba que dos tercios de los encuestados referían deterioro del control glucémico. El 40 por ciento ha aumentado de peso durante el confinamiento.

La población con diabetes tipo 2 es mucho más heterogénea que la población con DM1 en aspectos tan relevantes como el tratamiento, la monitorización del control y la competencia para realizar autoajustes del tratamiento y en la utilización de herramientas que facilitan la consulta remota. Entre otras evidencias, en un estudio italiano se ha demostrado, por ejemplo, que el confinamiento indujo un empeoramiento del control metabólico a corto plazo en el 26 por ciento de pacientes con DM2 previamente bien controlados.

Consecuencias a largo plazo

Por las características de las poblaciones estudiadas y el entorno asistencial, según detalla el Dr. Antonio Pérez, “estos datos no son aplicables a la población general con DM2, especialmente en aquellas en las que la intervención del sistema sanitario es imprescindible para la monitorización del control y la intensificación del tratamiento”.  Además, “los datos publicados son a muy corto plazo, por lo que se espera que la ausencia o reducción de la monitorización y de la intensificación del tratamiento conlleve mayor deterioro del control a más largo plazo”. 

En este sentido, un estudio realizado en Reino Unido ha mostrado la reducción del 77-84 por ciento en la determinación de HbA1c y en la prescripción de metformina e insulina, particularmente en personas mayores con DM2. También se ha observado, en un estudio alemán, una acusada disminución en el número de personas con ≥1 cambio en la medicación para la diabetes.

El retraso en el diagnóstico de la DM2 es otra consecuencia indirecta de la pandemia COVID-19. En el Reino Unido, en los primeros cuatro meses del confinamiento hubo una reducción del 69-70 por ciento en nuevos diagnósticos de diabetes tipo 2, lo que representaría no realizar o retrasar más de 45.000 diagnósticos en este periodo.

Acerca de Eva Fariña

Soy licenciada en Ciencias de la Información. Me he especializado en contenido de ámbito sanitario, especialmente el que procede y está dirigido al profesional.
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