La Reunión Anual de la Sección de Insuficiencia Cardiaca (IC) de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), celebrada en Valladolid del 1 al 3 de junio, ha analizado el impacto que tiene el déficit de hierro en la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia cardiaca, así como su abordaje.

José Manuel García Pinilla, coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga; Almudena Castro, jefa de Sección de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital la Paz de Madrid, y Domingo Marzal, jefe de Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario de Mérida.
Recientes investigaciones están demostrando el impacto positivo que tiene mantener unos niveles del depósito de hierro en los pacientes con IC.
José Manuel García Pinilla, coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, confirma que “en los últimos años se ha demostrado que el déficit de hierro en insuficiencia cardiaca se asocia a un empeoramiento de la calidad de vida y de la capacidad funcional del paciente, una mayor sintomatología, una mayor frecuencia de ingresos hospitalarios e incluso una menor esperanza de vida”. En España, se estima que más de 1,7 millones de personas mayores de 45 años sufren insuficiencia cardiaca, de las que la mitad padece también déficit de hierro.
Ferropenia y anemia
García Pinilla considera necesario advertir de la diferencia entre ferropenia y anemia, porque asegura que se siguen asociando ambos conceptos a un mismo significado, cuando en la mayor parte de las ocasiones no están relacionados. Según explica este especialista, se trata de dos comorbilidades distintas de la IC.
El déficit de hierro indica reservas bajas de hierro o incapacidad para suministrarlo a los tejidos, mientras que la anemia implica también una disminución de los niveles de hemoglobina. “Obviamente, la ferropenia mantenida durante mucho tiempo da lugar a anemia, pero no todas las anemias son ferropénicas, y el déficit de hierro generalmente antecede a la anemia”.
El déficit de hierro sin anemia se produce cuando las reservas de hierro en el cuerpo se reducen (en el caso de los pacientes con insuficiencia cardiaca se define como ferritina sérica <100 ng/ml o entre 100 y 300ng/mL si el índice de saturación de transferrina (IST) es < 20%), pero los niveles de hemoglobina se mantienen por encima del valor normal para la anemia (Hb> 12 g/dl). Con el tiempo, el déficit de hierro puede conducir a la anemia, ya que se agotan las reservas de hierro, y los niveles de hemoglobina pueden caer por debajo de los valores normales (Hb <12 g/dL).1
Tratamiento intravenoso
Por su parte, Domingo Marzal, jefe de Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario de Mérida, destaca que “actualmente se ha comprobado que la administración de tratamiento con hierro intravenoso logra corregir los niveles de hierro, aumentar la capacidad de ejercicio y la capacidad funcional, reducir hospitalizaciones y mejorar la situación clínica de los pacientes”. Por el contrario, “la ferroterapia oral por ahora no ha demostrado impacto beneficioso sobre los pacientes”, asegura García Pinilla.
Papel esencial del hierro
En la misma línea, Almudena Castro, jefa de Sección de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital la Paz de Madrid, explica que el hierro es esencial para que las células puedan “generar la energía necesaria para el desarrollo de todas las actividades del organismo, fundamentalmente a nivel muscular. Por este motivo, el déficit de hierro se traduce en un peor funcionamiento de los músculos, también del músculo cardiaco, lo que provoca con frecuencia fatiga, cansancio y una disminución de la capacidad física”.
Domingo Marzal insiste en la necesidad de concienciar, por un lado, a los médicos de la importancia de identificar y tratar el déficit de hierro, y por otro, a los pacientes para que conozcan las causas, síntomas y, sobre todo, las consecuencias, del déficit de hierro.
Con este fin de concienciación social, la Fundación Española del Corazón, en colaboración con Vifor Pharma, ha organizado en la Plaza Mayor de Valladolid diversas actividades de información y concienciación a la población general, a través de las jornadas de Pacientes Expertos.