El cocinero Alberto Chicote ha realizado en Madrid una jornada de trabajo de cocina cardiosaludable y navideña, acompañado por el Dr. Miguel Ángel Brito, especialista en Endocrinología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid. Este workshop forma parte de la campaña #DiabetesPorTuCorazón, que cuenta con el apoyo de la Alianza por la Diabetes de Boehringer Ingelheim y Lilly.

Miguel Ángel Brito, especialista en Endocrinología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid; el cocinero Alberto Chicote y Cruz Santos, paciente con diabetes tipo 2.
“La educación diabetológica es un asignatura absolutamente olvidada”, asegura Miguel Ángel Brito. “En otros países existe la figura del educador, que en muchas ocasiones son enfermeras, o bien personas con diabetes o familiares cercanos que se han formado o son divulgadores. Estos formadores en diabetes tienen un título específico. En España el responsable de hacer esta educación diabetológica debería ser un profesional del centro de salud, normalmente una enfermera, pero normalmente no la hace por diferentes circunstancias, como la falta de tiempo o motivación”.

Dr. Miguel Ángel Brito.
Este especialista del Hospital Puerta de Hierro ha recordado el protagonismo de las enfermeras en este ámbito: “Siempre se ha dicho que el tratamiento de la diabetes se basa en la dieta, el ejercicio y los fármacos, pero es algo basado en una educación diabetológica. Los médicos no tenemos mucho tiempo en la consulta para hacerlo, y confiamos en el personal de Enfermería”.
Según el Dr. Brito, es necesario actualizar la formación en el campo de la diabetes. “Cada vez hay más recursos en la red, la gente se autoforma, pero toda la información no es correcta. Algunas personas tienen fallos de conceptos, y a pesar de tener una diabetes de diez años de evolución nunca han recibido la formación necesaria. Todos nuestros libros dicen que la formación del diabético tiene diferentes capítulos, y no es lo mismo el diabético con dieta que con fármacos o con insulina. En función de las necesidades de cada paciente, se educa de una forma. El problema está en que cuesta olvidar, porque hay pacientes a los que reeducamos en algún aspecto si cinco años después las cosas han cambiado, y es difícil olvidar. Hay pacientes que siguen haciendo ahora cosas que ya no se hacen”.
Concienciación y autocuidado
Los hábitos saludables para el paciente con diabetes deben ser continuos. “A veces da la impresión de que el paciente cree que por tomar pastillas ya puede hacer lo que quiera, y no es así. Como en cualquier enfermedad, el primer tratamiento es el autocuidado. Muchas de las causas que originan la diabetes, como el exceso de peso y el sedentarismo, deben cambiarse para evitar que la enfermedad siga evolucionando. A un paciente con diabetes hay que decirle que si pierde peso tal vez necesite menos medicación o ninguna. Hay que cambiar el estilo de vida, moverse más y comer menos”, aconseja Miguel Ángel Brito.
Asa cerrada
Este médico destaca también los grandes avances que se han producido en el ámbito de la diabetes en los últimos años, tal y como se observa en los congresos internacionales. A corto plazo, en unos años, va a salir para diabetes tipo 1 el asa cerrada, que es una bomba de insulina que ni el médico ni el paciente tocan, sino que lo hace todo el dispositivo. “Realmente quien trabaja es el ingeniero”, comenta.
A más largo plazo se esperan fármacos nuevos y formas distintas de administrar la insulina. Por ejemplo, hay un prototipo de una insulina que se autopincha en el estómago. “El paciente se toma una pastilla, y ésta pincha la insulina. Tal vez estas ideas prosperen y no haya que pincharse la insulina como se hace actualmente. Otra opción que puede llegar es la insulina semanal, con un solo pinchazo cada siete días”.
Diversidad
En el ámbito de la investigación genética, los avances son más lentos. “En realidad la diabetes es un montón de enfermedades distintas: de tipo 1, de tipo 2, genéticas, secundarias a problemas pancreáticos; es decir, son muchas enfermedades dentro del mismo cajón y tratadas de forma parecida, pero a la vez diferentes entre sí. El espectro de pacientes es muy variado, y no tiene nada que ver un diabético tipo 1 con una necesidad de insulina muy baja a otro que necesita dosis muy altas, o un paciente muy estable y otro muy variable. En el tipo 2, hay personas que no necesitan fármacos, otros que toman una pastilla y otros que necesitan cuatro dosis de insulina y tres pastillas, por ejemplo”.
Con estas novedades que se avecinan, la formación del médico también debe ampliarse. “Cada vez más los pacientes nos traen a la consulta la tecnología wearable. Yo les recomiendo que usen su teléfono como un podómetro, y ellos mismos se automotivan, tienen retos. En diabetes hay un gran abanico de aplicaciones, y el problema está en que muchas no están validadas, no hay un sello de calidad. En cualquier caso, apoyarnos en la tecnología es muy importante para el paciente y para el médico”.